Una deslumbrante oda escultórica y arquitectónica en Madrid

El majestuoso Monumento a Alfonso XII, erigido como un sublime símbolo de la esencia misma de la patria española personificada en el ilustre rey Alfonso XII, se erige como un prodigio arquitectónico y escultórico que data de los albores del siglo XX. Este colosal tributo al monarca mencionado se encuentra ubicado en el idílico Parque del Retiro en Madrid.
La gestación de esta grandiosa obra se remonta a 1902, cuando la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena impulsó la convocatoria de un concurso nacional para la construcción de un monumento en honor al rey Alfonso XII. El laureado arquitecto José Grases Riera, con su proyecto monumental ubicado a lo largo de uno de los lados principales del Estanque del Retiro, se alzó como el ganador. Su visión comprendía una majestuosa columnata adornada con un profuso número de esculturas que envolvían la estatua ecuestre del rey, elaborada en bronce y mármol, situada a un lado del estanque.
Tras el fallecimiento de José Grases Riera, la dirección de la obra recayó en Teodoro Anasagasti, quien mantuvo intacta la esencia del proyecto original. Este monumental tributo, financiado mediante una suscripción popular, fue solemnemente inaugurado el 22 de julio de 1922.
Las dimensiones imponentes del conjunto abarcan 30 metros de altura, 86 metros de longitud y 58 metros de anchura. Más de veinte escultores participaron en la elaboración de esta obra maestra, destacando nombres como Mariano Benlliure, Josep Clarà y Mateo Inurria.
En el primer plano de esta magnífica creación, destaca la estatua ecuestre del rey, fundida en bronce por la hábil mano de Mariano Benlliure en 1904. En el pedestal central, se erigen La Paz, obra de Miguel Blay; La Libertad, creada por Aniceto Marinas; y El Progreso, inmortalizado por Miguel Ángel Trilles. El zócalo está adornado con tres relieves de bronce. Desde el centro del monumento se despliegan escalinatas que conducen al estanque, flanqueadas por cuatro leones de piedra esculpidos por Agapito Vallmitjana y Pedro Estany. Bajo los pedestales de estos leones, cuatro sirenas de bronce, concebidas por Antonio Parera, Rafael Atché, Antonio Coll y Antonio Alsina, añaden una dimensión de gracia.
En los accesos laterales al hemiciclo, se encuentran dos leones acompañados de amorcillos, creaciones artísticas de Francisco Javier Escudero Lozano, Bofill, Arnau y Campmany. A ambos lados del acceso central en la columnata, El Ejército, obra de Montserrat, y La Marina, esculpida por Mateo Inurria, personifican la fuerza militar y marítima respectivamente. En la cara interna, frente al estanque, se representan en bronce Las Ciencias, de Fuxá; La Agricultura, de Alcoverro; Las Artes, de Bilbao; y La Industria, de Clará. La exquisita ornamentación de los frisos y el basamento central fue confiada al talento de Estany.
